Con un: "¡Buenas noches, cabrones!" contundente y enérgico empezó la función. Solo por ese comienzo y por sus grandes directos sabía que iba a portarse esa noche, como en tantas otras. Y la verdad es que no me defraudó ni a mi, ni seguro que a ninguno de los miles de personas que llenaban el Palacio de los Deportes de Madrid. Enrique se mostraba entregado, le sentó bien volver a la capital.

Cuánta razón tuvo en alguno de sus comentarios entre canciones: "al que no le guste el rock n' roll, al que no le guste el rock... ¡lo va a pasar realmente mal!". Todo el concierto fue un homenaje claro al rock. Tocando canciones del nuevo disco, bastante rockero y transformando las de discos anteriores para darles otra imagen. En ningún momento se puede decir que Bunbury toque los directos igual que en el estudio, un gran ejemplo lo dio ayer.

Fueron más de dos horas de concierto, en las que alcancé un nivel cercano al éxtasis con algunas canciones como el "blues" Infinito o el Viento a favor con una pedazo de intro incluida. En estas dos horas hizo un buen repaso a su carrera, no toco ninguna canción de Héroes. Y el público tampoco se lo pidió, o por lo menos desde mi posición no escuché ninguna voz pidiendo canciones de su anterior banda. Me parece correcto que se le dejen de pedir canciones de Héroes, que aunque sean igualmente suyas, pertenecen a una parte de su pasado que, esperemos que no sea así, cerraron con la Gira 2007.

También voy a hacer una mención a la banda, que tenía un nivel bastante elevado. Para sorpresa mía también un guitarrista tocó la "guitarra de juguete" que tanta polémica genero en mi post anterior sobre el concierto de Bob Dylan.