15 días sin...

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Día 1
: Querido Diario: tiemblan mis manos y mi cabeza alberga otra cabeza, dos tallas más grande. No debí aceptar el desafío. Llevo seis horas sin beber y aquí está. el síndrome de abstinencia. ¿Podré seguir? Debo meditar. (Diez minutos más tarde). Ahora recuerdo: anoche agoté las existencias de cerveza y lo que padezco es una resaca monumental. Por suerte, sé cómo vencer las resacas. (Diez minutos más tarde). Maldita sea. Querido Diario: la única forma de combatir la resaca es una buena cerveza.

Me interesa...

Día 3: Querido Diario: anoche fui al bar para olvidar mi sed en los brazos de la dulce Marcela. No estaba ella, sino su madre. "¿Su hija no viene, venerable anciana?", pregunté. "¿Eres gilipollas? Sabes que no tengo hijos. Y lo de las venéreas hace meses que me lo hice ver", contestó Marcela. Me escapé y corrí hacia otro bar, rogando por hallar a la bella Ana. "Aunque implores no me acostaré contigo", susurro Ana al verme. "Estoy harta de que me pongas una capucha en la cabeza antes de hacerlo. Una tiene su dignidad, ¿sabes? ¿Me invitas a una birra?" Pasé varias horas en otro bar, bebiendo cerveza 0,0 y conocí a una chica menuda y de enigmática mirada. Hemos quedado para mañana.

Día 5: Querido Diario: la abstiencia ha disipado cualquier duda sobre mi literatura. Antes me
preguntaba si lo que escribía era bueno o sólo me lo parecía al calor de la bebida. Ahora, todo lo que escribo me parece una mierda. He vuelto a ver a la muchacha de mirada enigmática. Se llama Mayte y tiene una conversación interesante. Eso creo. A la una y media me quedé dormido pero no lo advirtió. Y luego dicen que si no bebes te conviertes en un muermo.

Día 8: Querido Diario: ¿por qué las bromas que se hacen AHORA en los bares son aburridas y
ANTES rebosaban ingenio? ¿Has visto la CANTIDAD de POROS que tiene la gente en la cara?¿Dónde han ido esas irresistibles chicas llenas de curvas y POR QUÉ han dejado a sus
hermanas mayores y vulgares, llenas de bultos? Éstas y otras preguntas me hacen pensar que gracias a los amigos (¿¿??) de la apuesta, he descubierto una realidad que antes ignoraba. Antes, Querido Diario, era feliz.

Día 10: Querido Diario: han rechazado mi artículo para esa revista de puericultura. Consideraban que cargar el biberón con cerveza para garantizar un sueño tranquilo del bebé no es un consejo adecuado para padres primerizos. También llamó mi editor, cuestionando el final de mi novela. Según él, "nadie se creerá que un tipo afable como el protagonista se vuelve un asesino en serie tras dos semanas sin beber". Lo bueno es que las cosas avanzan con Mayte. Lento, pero avanzan. Anoche me lanzó un beso. O fue un estornudo. Pero un estornudo muy sensual.

Día 11: Querido Diario: sigo coincidiendo con Mayte en los bares del barrio. ¿La sobriedad me abrirá las puertas del amor? ¿Comer bombomes de licor sería faltar a mi pacto? ¿Cuantos segundos caben en cuatro días?

Día 12: Querido Diario: ya no pienso en cerveza. Para celebrarlo, empapelé la pared de mi cuarto con etiquetas de Mahou. Soñé que lamía el muro. Investigaré en Internet el significado de ese sueño.

Día 14: Querido Diario: ¿sabías que la base de la dieta de los babilonios era la cerveza? ¿Y que en la antigüedad muchos salarios se cobraban en cerveza? ¿O que los que la elaboraban estaban exentos de combatir en las guerras? Como ves, Querido Diario, el asunto ya no me obsesiona.

Día 15: Querido Diario: la prueba ha terminado y soy feliz, salvo por un par de detalles: he descubierto que Mayte se llama Mai Tei, es china y vende DVDs piratas por los bares. Le he comprado tantas copias en estos días que hoy allanaron mi casa los SWAT de la SGAE. Casi no me golpearon. Además de la multa, pasaré dos meses en prisión y sin cerveza.
Me han propuesto otro desafío: 60 días sin sexo. Acepté. Aunque no sé si mi compañero de celda estará de acuerdo.
En cuanto a la mirada enigmática de Mai Tei: es bizca.

- Carlos Salem
 

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