El hombre que no amaba (tanto) a Stieg Larson: Niels Arden Oplev

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Antes de nada quiero advertir que el siguiente post tiene algunos detalles de la trama, no de la película, sino del libro. De este modo si eres una de esas personas que se han unido al carro de la marabunta de fans de "Millennium" que comete el sacrilegio de ver la película sin haberse leído antes el libro, no te recomiendo que leas esta crítica. Al fin y al cabo, una de las cosas que más fastidia en este mundo es que te cuenten el final o detalles del argumento de un libro o película que no hayas leído o visto (y tengas intención de hacerlo). No quiero ser una de ellas.


Me interesa...




La historia en líneas generales (¡menos mal!) no cambia. Pero hay bastantes detalles que sí y, una de las cosas más importantes en una película son los "pequeños detalles". Uno de los que más me sorprende y a la vez molesta, es que a Lisbeth la han convertido en una "tía pasota", cuando la esencia real del personaje es bien distinta, mucho más misteriosa y sombría.
Otro detalle importante es la relación de Mikael con sus compañeros de la revista. Han omitido su relación amorosa con Erika, una relación casi obsesiva, que provoca que su relación con Lisbeth se tambalee. Además en la película son sus compañeros los que "le invitan a tomarse un tiempo libre", cuando en la realidad del libro es él mismo el que se despide, sin contar la posterior implicación de Henrik Vanger en la revista.
Todas las inteligentes tramas de la redacción de Millennium urdidas con tanto ingenio por Stieg Larsson se las han saltado a la torera.
Se centran en la relación de Lisbeth con Nils Bjürman, omitiendo la de Holger Palgrem, que no sale en toda la película. (¿Cómo explicaran las visitas a este que se deberían realizan en la segunda película?) También omiten su relación amistosa con Armanskij. Detalles que hubieran ayudado a comprender el personaje tan magnífico y profundo que es Lisbeth Salander.
Estas carencias las tratan de solucionar con dos escenas pertenecientes al segundo libro La chica que soñaba con cerillas y un bidón de gasolina, y una charla con su madre que destroza parte de la trata del mismo.
Aunque no solo es Lisbeth el personaje que se queda cojo, también me fastidia que dejen de tratar a Mikael como el "Beckham escandinavo", cosa que si hace el libro.

En las aproximadamente dos horas y media que dura la película tengo la impresión de que lo que más he visto han sido bonitos paisajes. Los diálogos (inteligentes y bien urdidos en el libro) se dicen demasiado rápido, no hay miradas, como si al director le hubiera dado un tiempo límite para cada escena. Giros de guión a todo correr. No se centran en algunos personajes para tratar de darle un aire más misterioso y oscuro. Pistas que se descubren como por arte de magia cuando, se supone, llevan cuarenta años investigando tanto Henrik Vagner como el inspector. Falsa relación entre Lisbeth y Mikael: se suponía que él descubría que ella le había invesgitado y, por orgullo propio, se presentaba en su casa donde, por cierto, no debería estar Mimmi. Se omite la razón por la que Mikael omite el trabajo de buscar al asesino de Harriet y la posterior semi-traición de Henrik. En cambio se añaden otros detalles que no tienen nada que ver con el libro. Clichés mil veces vistos (cuidado spoiler):
- Lisbeth es atacada por un grupo de chavales chulos en el metro. ¿Para qué? ¿Para demostrar que Lisbeth Salander sabe defenderse?
- ¿Anita Vagner muerta por cáncer de mama? ¡Qué original!
- ¿Un collar para resolver el misterio de la ventana?
- ¿Lisbeth utilizando un ordenador que le presta Plague?
 

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